17.3.08

Santos guerreros



Feliz San Patricius. Las ciudades se visten de verde, cada vez más, gracias a la euforia trebolera de Irlanda y USA. A la celebración de la muerte del santo se han apuntado esos pequeñas criaturas paganas (el leprechaun viene del dios Lug, el de los muchos talentos, entre los cuales debía encontrarse el de hacer zapatos) con barriga, barbita y grandes sombreros. También salen a la calle las mitras y los bastones de los disfraces de obispo y el omnipresente trébol, que aúna por igual a los no cristianos (lo mismo da una herradura) y a los creyentes (entre las leyendas del santo está que utilizaba el trébol para explicar la Trinidad).

Estética aparte, la fiesta de San Patricio debería ser, sobre todo para los cristianos, una celebración del propio cristianismo, pero es patrimonio de todos. Este es de los pocos santos con los que se puede identificar todo el mundo, pues sus méritos no residen en milagros ni en tratados de teología, sino en una historia real, humana, escrita de su puño y letra en irlandés del siglo V. Esta historia se conserva, a través de dos documentos (su Confessio y la Carta a los soldados de Coroticus), como uno de los pocos testimonios sobre la sociedad irlandesa de su época y como la única odisea en primera persona sobre un esclavo que sufrió abducción por parte de los piratas que cruzaban el mar irlandés en aquel tiempo.

Patricius, siendo noble, fue capturado en su adolescencia, esclavizado, puesto a cuidar de ovejas. Al cabo del tiempo, después de numerosos vuelcos del destino, se convertiría en obispo y marcharía a predicar a aquellos mismos que le habían maltratado (enfrentándose, con ello, cada día, a mil y una dificultades). Una historia épica donde las haya, reveladora de un gran espíritu de superación, de valentía y de una gran capacidad de perdón.
Patricius no llevaba espada, al igual que no debía llevar mitra ni bastón, sino más bien una gastada capa de viaje. Aunque su figura fue fruto de heroicización en las hagiografías medievales (duelo con los druidas de Tara incluido y expulsión de las serpientes), debía ser un tipo de a pie, por lo que parece bastante práctico y muy decidido.

El otro día estuve en Notre Dame y me detuve ante la escultura que tienen allí de Juana de Arco. La muchacha, con sus escasos 19 (la quemaron por bruja a esa edad) iba pertrechada con su coraza y su espada, que es como también se representa tradicionalmente a otros santos: San Jorge, San Miguel, Santiago... La heroicización de los santos es un fenómeno medieval habitual. Al pueblo hay que presentarle las cosas como las puede entender: un héroe debe ir vestido como tal. De esta idea, parten también muchos sucesos que se incluyen en las llamadas "vidas de santos" medievales. Habitualmente el santo nace en circunstancias poco habituales (hijo de rey y esclava, amantado por lobos como Rómulo en el caso de San Ailbe, por ejemplo, capaz de vencer a la serpiente en la cuna, como Hércules, etc.), le suceden todo tipo de circunstancias milagrosas e incluso lidera batallas, que acaba ganando "con la ayuda de Dios". A día de hoy nos resulta chocante que tantos santos vayan "vestidos para matar" cuando el cristianismo predica lo opuesto. En muchos casos, como el de Juana de Arco, simplemente se asimilan a la caterva de héroes nacionales de toda la vida, a hombres semi-leyenda: no hay mucha diferencia con el Cid Campeador, Roldán (el de la chanson, no el de Laos), Arturo, etc.

De San Patricio hay dos versiones: el heroicizado por Tírechán y Muirchú, que contaron su vida, en sus propios términos de "clásica vida de santo" en el s. VII y el San Patricio autobiográfico, del siglo V, humilde, humano e infinitamente más interesante.







Hablando de música, estuvimos también en un concierto nocturno de clásica en la Saint-Chapelle, a eso del anochecer, cuando una luz azulaba traspasaba todas las vidrieras, embrujando la capilla. Habría allí unos pocos puñados de personas. La Saint-Chapelle fue hecha para reyes y nobles y realmente uno se siente como un rey allí, disfrutando de algo tan hermoso y que en principio fue tan exclusivo. Es la maravilla del siglo XXI: la democratización de ciertas cosas sublimes, que antes sólo estaban reservadas a unos pocos. La mayoría de las veces, mientras escucho música, me parece alucinante poder disfrutar de ella como quiero y cuando quiero. Cuánto ha ganado la humanidad con los cassettes, el CD y el MP3! Antes, si tenías suerte y eras rey, quizás podías disfrutar de la interpretación del mejor músico local, durante una fiesta o un banquete. Ahora podemos disfrutar, no del mejor intérprete, no ya del país o del continente, sino del mundo entero. Es más, de todas las épocas de la humanidad: música del medievo, de los setenta o de anteayer. En nuestra casa, en el coche, camino de la compra! Bono canta para mí cada vez que se lo pido, por un coste irrisorio. A día de hoy todavía me parece alucinante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡VIVA SAN PATRICIO!,
¡VIVA EL FORMATO MP3!,
¡VIVAN ANDRES PAJARES Y FERNANDO ESTESO!.
Otro gran post, estimada Kitiara, ah, por cierto, Lady H y yo ya somos cinturones amarillos de Tai Chi,nos han propuesto hacer Tigre y Dragón II ,seguiremos informando..

Anónimo dijo...

Saludos a Juana de Arco de mi parte, o Juani como la llamamos sus amigos jeje!

FELIZ DÍA DE SAN PATRICIO Y A PASARLO BIEN CON MUCHA GUINNESS!!

Besos,
Luis